Para todos los que merodean por mi vida, obra y milagros con el exclusivo objetivo de hacerme la vida imposible: he vuelto, mi desmemoria es tal que pensaba abrir un bluff nuevo, pero me he encontrado con este de hace un par de años. Honestamente no pensaba escribir más en público en mi vida, dado que hay sobreabundancia de mentes estupiditas más preocupadas, digo, de castigarme que de sus propios asuntos; pero he aquí que me vuelve a picar el gusanillo y dada mi absoluta falta de pericia y talento para la literatura y la creación literaria, pues heme aquí, again, para solaz de esos personajillos, tristes figuras que a buen seguro me leerán, y sé que lo harán aunque nieguen tener contacto con la Red en cualquiera de sus formatos. Hay gente así de snob, gente que dice, "no, yo no tengo nada en redes", y puede que sea auténtico, pero eso hoy día es, o resulta, decididamente snob por cuanto que en todo, absolutamente en todo, existe algo positivo con lo que enriquecerse. Incluso mis denostadas IAs de la anterior entrada tienen algo de bueno. Porque el problema no está en el instrumento, sino en el uso que se le dé o el abuso al que se le someta. Yo tampoco soy el rey de las redes, básicamente porque me echan de todas, (los imperiales son así), apenas merodeo un poco por Youtube y ya tengo bastante y de sobra, pero algo si me prodigo, luego, en eso al menos, no soy un snob. Ya lo que me faltaba era ser un snob, y si al menos lo fuese y me diese por leer a Boecio, pues vale, pero yo creo que los snobs ni eso, eso si, los porros me da que les encantan.
Aparte de todo eso, en estos dos años, se me han muerto mis únicos dos amigos de las redes y el resto está olvidado, dos amigos a los que apreciaba pero a los que no puedo quitarles la etiqueta de "sospechoso", y no es que me dé un ataque de emparanoiamiento, pero si es cierto que no me fio en absoluto de los imperiales, El Imperio, mis enemigos, en el Imperio no se pone el sol, y va todo encaminado a que servidor acabe por tirarse por el balcón. Así se las gasta el Imperio, pero claro, el ido soy yo, quién me iba a creer, luz de gas y terrenos pantanosos, no exentos de tierras o arenas movedizas, Mi bagaje en internet (y en esta vida) ya dura demasiado. El de internet porque, a pesar de que insista erre que erre con mis bluffs, no tengo absolutamente nada que decir (y si digo algo, lo que sea, rápidamente será usado en mi contra, lo sé perfectamente). Y el de la vida, la verdad, esto puede resultar de una idiocia considerable, pero se hace largo, en estas condiciones de puteo intensivo y con la enfermedad, se hace muy largo. Que la vida es bella y tal y cual, pero que la vivan y la disfruten los vivos, porque yo estoy medio muerto.
Claro que hay quien rompe lanzas por mi "vuelta a los escenarios", a lo que yo digo, no gracias, no tengo ninguna necesidad de volver a pasar por eso. Para los pocos que lleguen aquí y digan "pero qué diablos...", aclararé que si bien físicamente soy un tipo normal, mentalmente soy un "freak", un tipo muy raro, inofensivo, absolutamente inofensivo pero muy raro. A tal extremo que puedo asegurar que mi cerebro trabaja para ahogarme en problemas. Así que no pienso volver a la civilización ni harto de vino. A los bienintencionados, (o incluso a los que me quieren mal y por eso me desean una vuelta a la vida), les digo yo que no vuelvo. Básicamente porque no puedo o no podría soportar tal nivel de daño y de dolor (mental o del alma o del espíritu; úsese el término a gusto de cada cual), y sospecho que ese es el objetivo del Imperio al intentar conseguir que yo vuelva a la vida ordinaria, causarme daño. Así que no, gracias.
Prefiero permanecer en mi garito, oyendo a Gerry Mulligan, a Lester Young o incluso a Antonin Dvorak. Gente ya inofensiva si es que alguna vez no lo fueron, personas ya incorruptibles, limpias y que jamás, jamás, me pondrán en apuros. Son ya demasiados años de esos llamados "apuros", el estrangulamiento al que me someten los imperiales, en concreto 31 desde que metiera la pata. Hay penas de cárcel por asesinato más cortas que eso. Pero esa saña, si algún día me la gané, es porque era otro, os aseguro que en todo ese tiempo, y con todo ese puteo imperial, las personas cambian, mejoran, se superan, se depuran. Y tal vez sea ese el único mérito del Imperio, todo lo demás son atrocidades de lesa humanidad. Nada meritorio, porque además creo que la propia enfermedad ha hecho más que los imperiales en mi transformación. Eso si, no soy de lo que pisan a nadie, y si algún día pisé a alguien o a un colectivo, fue por haber sido llevado al límite por esos imperiales. Para una persona que odia la violencia, como es mi caso, ser corregido y reprendido una y otra vez por algo que hizo pero de lo que siempre ha abominado, no es agradable pero sí tremendamente pesado e insoportable, porque uno ve que te reprenden por algo que no eres, que se amparan en un error (grueso) puntual al que sacaron de contexto y del que nunca llegaron a saber las condiciones y los motivos (extremos), por los que fue cometido. Y si, soy el típico torpe que acumula más errores que la media, el típico torpe que los comete muy groseros, pero no hay un sólo día que no me arrepienta de ellos, y eso no es mérito del Imperio, sino mío basado en mi propia conciencia y en mi propio espíritu de autocrítica y, por tanto, de mejora.
En resumidas cuentas, no está siendo un vida fácil ni cómoda, por eso, permítanme que no vuelva al rebaño. Yo me entiendo.
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