viernes, 23 de mayo de 2025

Para todos los que merodean

 Para todos los que merodean por mi vida, obra y milagros con el exclusivo objetivo de hacerme la vida imposible: he vuelto, mi desmemoria es tal que pensaba abrir un bluff nuevo, pero me he encontrado con este de hace un par de años. Honestamente no pensaba escribir más en público en mi vida, dado que hay sobreabundancia de mentes estupiditas más preocupadas, digo, de castigarme que de sus propios asuntos; pero he aquí que me vuelve a picar el gusanillo y dada mi absoluta falta de pericia y talento para la literatura y la creación literaria, pues heme aquí, again, para solaz de esos personajillos, tristes figuras que a buen seguro me leerán, y sé que lo harán aunque nieguen tener contacto con la Red en cualquiera de sus formatos. Hay gente así de snob, gente que dice, "no, yo no tengo nada en redes", y puede que sea auténtico, pero eso hoy día es, o resulta, decididamente snob por cuanto que en todo, absolutamente en todo, existe algo positivo con lo que enriquecerse. Incluso mis denostadas IAs de la anterior entrada tienen algo de bueno. Porque el problema no está en el instrumento, sino en el uso que se le dé o el abuso al que se le someta. Yo tampoco soy el rey de las redes, básicamente porque me echan de todas, (los imperiales son así), apenas merodeo un poco por Youtube y ya tengo bastante y de sobra, pero algo si me prodigo, luego, en eso al menos, no soy un snob. Ya lo que me faltaba era ser un snob, y si al menos lo fuese y me diese por leer a Boecio, pues vale, pero yo creo que los snobs ni eso, eso si, los porros me da que les encantan.

Aparte de todo eso, en estos dos años, se me han muerto mis únicos dos amigos de las redes y el resto está olvidado, dos amigos a los que apreciaba pero a los que no puedo quitarles la etiqueta de "sospechoso", y no es que me dé un ataque de emparanoiamiento, pero si es cierto que no me fio en absoluto de los imperiales, El Imperio, mis enemigos, en el Imperio no se pone el sol, y va todo encaminado a que servidor acabe por tirarse por el balcón. Así se las gasta el Imperio, pero claro, el ido soy yo, quién me iba a creer, luz de gas y terrenos pantanosos, no exentos de tierras o arenas movedizas, Mi bagaje en internet (y en esta vida) ya dura demasiado. El de internet porque, a pesar de que insista erre que erre con mis bluffs, no tengo absolutamente nada que decir (y si digo algo, lo que sea, rápidamente será usado en mi contra, lo sé perfectamente). Y el de la vida, la verdad, esto puede resultar de una idiocia considerable, pero se hace largo, en estas condiciones de puteo intensivo y con la enfermedad, se hace muy largo. Que la vida es bella y tal y cual, pero que la vivan y la disfruten los vivos, porque yo estoy medio muerto.

Claro que hay quien rompe lanzas por mi "vuelta a los escenarios", a lo que yo digo, no gracias, no tengo ninguna necesidad de volver a pasar por eso. Para los pocos que lleguen aquí y digan "pero qué diablos...", aclararé que si bien físicamente soy un tipo normal, mentalmente soy un "freak", un tipo muy raro, inofensivo, absolutamente inofensivo pero muy raro. A tal extremo que puedo asegurar que mi cerebro trabaja para ahogarme en problemas. Así que no pienso volver a la civilización ni harto de vino. A los bienintencionados, (o incluso a los que me quieren mal y por eso me desean una vuelta a la vida), les digo yo que no vuelvo. Básicamente porque no puedo o no podría soportar tal nivel de daño y de dolor (mental o del alma o del espíritu; úsese el término a gusto de cada cual), y sospecho que ese es el objetivo del Imperio al intentar conseguir que yo vuelva a la vida ordinaria, causarme daño. Así que no, gracias.

Prefiero permanecer en mi garito, oyendo a Gerry Mulligan, a Lester Young o incluso a Antonin Dvorak. Gente ya inofensiva si es que alguna vez no lo fueron, personas ya incorruptibles, limpias y que jamás, jamás, me pondrán en apuros. Son ya demasiados años de esos llamados "apuros", el estrangulamiento al que me someten los imperiales, en concreto 31 desde que metiera la pata. Hay penas de cárcel por asesinato más cortas que eso. Pero esa saña, si algún día me la gané, es porque era otro, os aseguro que en todo ese tiempo, y con todo ese puteo imperial, las personas cambian, mejoran, se superan, se depuran. Y tal vez sea ese el único mérito del Imperio, todo lo demás son atrocidades de lesa humanidad. Nada meritorio, porque además creo que la propia enfermedad ha hecho más que los imperiales en mi transformación. Eso si, no soy de lo que pisan a nadie, y si algún día pisé a alguien o a un colectivo, fue por haber sido llevado al límite por esos imperiales. Para una persona que odia la violencia, como es mi caso, ser corregido y reprendido una y otra vez por algo que hizo pero de lo que siempre ha abominado, no es agradable pero sí tremendamente pesado e insoportable, porque uno ve que te reprenden por algo que no eres, que se amparan en un error (grueso) puntual al que sacaron de contexto y del que nunca llegaron a saber las condiciones y los motivos (extremos), por los que fue cometido. Y si, soy el típico torpe que acumula más errores que la media, el típico torpe que los comete muy groseros, pero no hay un sólo día que no me arrepienta de ellos, y eso no es mérito del Imperio, sino mío basado en mi propia conciencia y en mi propio espíritu de autocrítica y, por tanto, de mejora.

En resumidas cuentas, no está siendo un vida fácil ni cómoda, por eso, permítanme que no vuelva al rebaño. Yo me entiendo.

sábado, 8 de julio de 2023

IAs

 Recuerdo cunando jugaba de chiquillo a programar mi viejo Amstrad, con lenguaje Basic, para que pareciera algo mínimamente inteligente. Me sentaba en la mesa en la que debiera estar estudiando hacía ya un tiempo, y encendía el viejo ordenador. Mis conocimientos de código eran muy rudimentarios, jamás llegué a ser solvente con el Basic (ni con ningún otro lenguaje en el futuro), pero aquello se dejaba hacer, y programaba pretendidas Inteligencias Artificiales que jamás fueron sino remedos y parodias de éstas.


Hoy día la cosa es diferente, parece que los programadores humanos han abierto la temida Caja de Pandora, y no puedo estar más preocupado. Una entidad inteligente que contesta a preguntas como “dime las diez acciones básicas para acabar con la humanidad”(sic), y las responte de pe a pa, es, me resulta cuando menos, preocupante. Tal vez alla visto demasiadas veces Odisea 2001 y otras películas en las que las máquinas se sublevan pero, ¿acaso no da esto un poco de miedo?.


Yo vengo de un mundo tranquilo, o si acaso, más tranquilo que este. De cuando pasabas la tarde leyendo sin nada que te molestase, de cuando tenías que comprar las cosas in situ, o de cuando las pantallas de los ordenadores resultaban aún, irrisorias. Una vida más lenta, tal vez idealizada, puede que menos cómoda, pero más orgánica y humana. Ahora todo son inteligencias artificiales, noticias de google con no sé qué de “click Bait” y urgencias semejantes. Tal y como decía Galadriel en el Seños de los Anillos: La Comunidad del Anillo, justo al inicio de la película: “El Mundo ha Cambiado”,  y luego las palabras declamadas cual bello poema, qué menos se esperaba de la Dama Galadriel, pero es que es justo eso. Puede que no en el sentido en que Tolkien lo definiera, el cambio, pero si con otras trazas y maneras. Puede que un orco sea un ingeniero oscuro, al servicio de la destrucción de la humanidad si es que tal cosa existe y es posible. Puede que Sauron fuera la propia entidad artificial. Se trataría pues, de deshumanizar el mundo, echar a los humanos a un lado, 


O puede que esto, que apenas comienza, sean las primeras esporas de aquellas extrañas y alienígenas vainas vegetales que llegaron por el espacio al mundo, y fueron sustituyendo a los humanos por clones perfectos pero sin sentimientos ni pesares ni añoranzas ni alegrías. Nada. La nada más absoluta. El ser humano plano, la Inteligencia Artificial más aséptica y asentimental que podamos estar pensando,  Hal 9000 extraterrestre.


Puede que todo vaya cuesta abajo mientras los ingenieros, inconscientes de lo que se nos viene encima, vayan haciendo adelantos, y vayan programando esas máquinas. Y sabemos que donde hay diez ingenieros buenos (mi sobrino es uno de ellos), puede haber alguna manzana podrida, o hablando en términos Tolkinianos otra vez, allá donde haya un grupo de gente decente y humana, puede haber alguien, en un garito, haciendo cosas perniciosas, para la Humanidad, pero también para él. Ya lo comprobamos con la eterna batalla de Hackers “buenos” y Hackers “malos”, unos levantan defensas, los otros tratan de echarlas abajo, así ha sido siempre, con y sin ordenadores, aquella época preinformática que mencionaba antes y que algunos añoramos.


¿cuántos años le quedan a la Humanidad antes de que el planeta colapse (está en ello ya), y antes de que las Inteligencias Artificiales tomen el control?, ¿es estúpido el ser humano?, no, el Ser Humano no es estúpido, pero es atrevido y en ocasiones malévolo, todo está ahí, el esclavismo, las guerras, las luchas de clases y de sexo,,, La Iglesia, que había de ser bálsamo para el hombre, no es más que un nido de cucarachas avariciosas,,, no, no puede haber demasiada esperanza… 


Y perdón por el paisaje apocalíptico que pinto, pero las IAs me dan miedo, mucho miedo. Porque lo digo arriba, en un grupo de personas responsables, siempre habrá un delincuente y el potencial de este nuevo juguete es atroz. No me gustaría vivir subyugado a una IA, y creo que hablo por toda la humanidad, por engreído que parezca eso.


Las primeras esporas ya han llegado, están germinando en máquinas asentimentales, y como no las erradiquemos, podrá ser acaso, el fin de todo lo que conocemos.

viernes, 30 de junio de 2023

la otra Billie

 Tal vez sea la persona del planeta que menos merodee por los glamourosos terruños de la música actual. Y me refiero al mainstream. Normalmente no me muevo de mi zona de confort, esto es, de Johan Sebastian Bach y también del Jazz. No obstante algún día tuve gusto por el Pop y el Rock y hasta el Heavy Metal; de todos los cuales y con mucho deshonor por mi parte, me han acabado por echar. Si, posiblemente sea la primera persona del planeta, a la que las grandes (y no tan grandes) luminarias del planeta Pop Rock, echen deliberadamente de su culto. Ese culto de Dioses musicales normalmente venidos a menos porque no acaban, -aunque a alguno le pese-, de dejar de ser terrenales al uso, y de sus cohortes de ultra fans.


Resulta claro que el deshonor, viniendo además de quien viene, es considerable. Pero ah, Mick, Kizz, Bob, Lars…. La vida del melómano es cualquier cosa menos estrecha, sobre todo de entendederas y sobre todo, sobre todo de gustos musicales. De tal forma que dicha exclusión no me ha supuesto más que unos meses de duelo y de adaptación al nuevo medio pero que ha acabado por devenir en un orgasmo (musical) de estos exagerados de peli porno. Como le escribía a cierto músico (que tal vez no merecía tanta tralla por mi parte), a ver para qué quiero yo seguir erre que erre con los discos de los Dioses-Luminarias actuales, si tengo a Johan Sebastian el cual, en una sola linea de papel pautado de cualquiera de sus obras, ya tiene más música que todo el stablisment popfolkrokero junto en todas sus discografías.


Tan solo hay que remitirse a sus trabajos para todo tipo de instrumentos, a sus Cantatas, Sacras y Profanas, que son capricho de dioses (no vosotros, estrellas del Pop Rock, vosotros para mi ya no sois dioses nunca más). Sus Pasiones, tan excelsas y brutalmente, jodidamente sudadas arpegio a arpegio por el gran Genio. Y quien habla de Bach habla de Zelenka, o de Graun o de Hasse, Pórpora, Vivaldi, Handel, Marcello, Corelli, Purcel, Albinoni (mucho más que un Adagio),,, de la Música Antigua: Perotin, DeFay, De Lassus, D’India, De Victoria, Durón, De Cabezón, Byrd, De Morales (paisano),…la Ópera,,, el Romanticismo,,,, en definitiva y parafraseando aquella gran peli, LA GRANDE BELLEZA.


Quién, diablos, necesita, oir, lo, último, de Wilco, o de MMJ, etc etc,, anda ya, es como leer Grandes Esperanzas de Dickens o leerse lo último de Sánchez Dragó, que en paz descanse, snif,,,, hay todo un arsenal, numerosísimo, riquísimo, maravilloso, brutal y mayormente ignoto de grandes maravillas desde el medievo hasta el XXI de grandes músicas no aptas para todo el mundo.


Siempre he oído Clásica, el género que engloba ese tan poderoso y manético TODO. Me recuerdo con menos de veinte años oyendo a Mozart a Verdi a Beethoven a Wagner, tener mis favoritos, como Dido y Eneas de Purcell o la Heroica de Beethoven,,, un mundo, y con 16 añitos acompañar a mi hermano en Madrid a comprar cintas (sign of that times) de esos estilos que nos ocupan.


Y luego el Jazz, con el Jazz no me meto, tenía un amigo, que en PAZ descanse que sabía la hostia del estilo y que ahora me falta. A ver, no soy quién, para hablar de Jazz mucho menos de Clásica, así como no lo era para referirme al Pop o el Rock,,,o el Folk, pero no lo haré de forma técnica, lo haré desde la exposición de las sensaciones y los sentimientos. Desde la ignorancia pero desde el Respeto y desde las vivencias cotidianas, que serán pocas, (porque a fe mia que no soy James Bond), pero engarzándolas con los discos, la música y las versiones y las orquestas y los intérpretes, ,,


No, poco, muy poco me muevo ya en el Pop y Rock o el Folk,,y menos aún en el Mainstream. Pero de entre todo ese maremagnum desconocido e inexplorado de cantantes que se abren de piernas, que enseñan el culo o que, en efecto, tienen voces que no son Aretha, pero que malas, pardiez, no son. Me ha llegado el disco de una chiquilla, llamada Billie Eilish, en cuya portada aparece como una virgen de Murillo, de pelo ferozmente rubio y hombro desnudo, que me supone una especie de contrapeso musical, por cuanto que de muy tarde en tarde, me lo pongo y lo disfruto. Es un disco (habla el Juan de hace años), para nada desdeñable, no sé mucho inglés, pero me dá que de Honestidad Brutal, como los de “aquel”, y que diablos, merece la pena oir. “Happier than Ever”, se llama, ya nunca seré muy feliz, rematadamente feliz ni más feliz que nunca,, sé que lo mejor se está yendo, que mi felicidad se va con ello, y que no hay alternativa a ese vacío, pero para mi, el poquito de Felicidad que me queda, viene de la Música, de la Grande Belleza en todas sus vertientes y ramas, y aunque no siempre esté para disfrutarla, ese, y no otro, es mi gran remanente, como ese cordial élfico que, al parecer, te alegra el corazón aún en la penuria más extrema.


Así que gracias Billie (Eillish), por este disco, que no es lo que suele sonar en mi estéreo, pero que sí oigo, de buen grado.

Para todos los que merodean

 Para todos los que merodean por mi vida, obra y milagros con el exclusivo objetivo de hacerme la vida imposible: he vuelto, mi desmemoria e...